La soledad no debe ser considerada en términos absolutos ya que puede manifestarse de forma Temporal y Crónica. Podemos hallar esta situación en algunos apartados de la vida. Por ejemplo: se puede disfrutar de una familia muy unida, pero no de amistades en el trabajo o en la vida personal. Por ello cabe distinguir entre: 

SOLEDAD TEMPORAL: Se da como consecuencia de un estado de ánimo breve y ocasional que ocurre después de una separación, pérdida de una relación o en situaciones concretas durante un fin de semana o después del trabajo.

SOLEDAD CRÓNICA: Se da cuando no ha podido establecer relaciones satisfactorias por varios años durante algunas etapas de su vida.

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Los individuos que tienen una deficiente red social acostumbran a ser introvertidas y tímidas. A menudo presentan baja autoestima y poseen pocas habilidades sociales, pues tienen dificultades para saber cómo comportarse ante los demás. Generalmente no comparten datos íntimos con otras personas o bien cuando lo hacen, es de forma inadecuada. Algunas personas han vivido experiencias negativas y se han convertido en personas recelosas y desconfiadas de las relaciones con los demás.

Hay personas que por su trabajo dedican la mayor parte de su tiempo a las demandas laborales, o se muestran muy absorbidas por el núcleo familiar, sin contemplar otras opciones más allá de su núcleo laboral o familiar. 

Si la  soledad es insana, la carencia del otro se manifiesta acompañada con ansiedad. Esta soledad la siente quien vive con el temor constante de que en quienes deposita confianza pueden llegar a no ser accesibles o a no responder adecuadamente. Ante esta situacion podemos hallar estados de nerviosismo y los propios monólogos que con el paso del tiempo seran casa vez más frecuentes. 

La ansiedad puede conllevar la perdida de  la noción del tiempo, por lo que experimentara una ansiedad relevante.

Cuando la soledad no es elegida, resulta ser una vivencia desagradable porque se generan sentimientos y emociones negativas. La persona experimenta tristeza , ya que puede sentir que los demás no la aprecian y no les importa; además de angustia debido a que puede aparecer desesperanza con respecto a que en el futuro acabe esta situación y cierto sentimiento de culpabilidad.

Si la persona no tiene los recursos necesarios para afrontar la situación y la tristeza se estabiliza, puede desembocar en depresión.

Después de un aislamiento bastante prolongado, el ser humano tiende a imaginar situaciones, escuchar voces, o hablar solo para inventar una propia compañía. Las alucinaciones tardan un poco en llegar, pero siempre se encuentran presentes después de unas largas semanas de soledad.

Aunque la depresión puede ser una de las principales causas del aislamiento, ésta suele ser aún más fomentada en la retracción. Una persona solitaria y aislada suele ser más depresiva y agresiva que una persona vinculada con otros círculos.

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